sábado, 24 de enero de 2009


La diversidad del grupo, las estrategias didácticas y el logro de los propósitos educativos




Temas
1. El conocimiento de los niños del grupo y de sus características individuales.
· Capacidad de expresión oral y de comunicación con sus pares.
· Sus potencialidades y capacidades motrices.
· Las relaciones que establecen los niños con sus pares y con su maestra.
· Las actitudes de los niños, su relación con los demás y con el trabajo escolar.
2. La intervención educativa para atender las necesidades individuales que manifiestan los niños en su desarrollo.

· El diálogo y la interacción afectiva con los niños durante la jornada escolar.
· La observación de las actividades de los niños como medio para conocer sus características, opiniones y sentimientos.
· La evaluación como base para diseñar estrategias de intervención.
· Estrategias que apoyan el desarrollo de las competencias de los niños.
– Atención individualizada.
– Trabajo compartido.
– Valoración del esfuerzo individual y de los logros de los niños.
– Comunicación permanente con los padres de familia.
3. La jornada de observación y práctica docente.
a) Elementos mínimos que integran un plan de actividades: propósitos, secuencia de actividades, recursos y estrategias de evaluación.
b) Preparación de las actividades de observación y práctica.
• Aspectos relevantes a observar en el desarrollo de las actividades del grupo y de los niños.
• Diseño de los planes de actividades didácticas a desarrollar en el grupo.
c) Análisis de la jornada de observación y práctica.
• Logros y dificultades en la aplicación de las estrategias de trabajo.
• Los imprevistos surgidos en el desarrollo de las actividades. Ajustes y modificaciones a los planes de actividades.
Bibliografía básica
Azzerboni, Delia Rosa (1999), “¿Para qué la observación en las aulas?”, en 0 a 5. La educación en los primeros años, año ii, núm. 9, febrero, Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas, pp. 22-37.
Schaffer, Rudolf H. (1990), “Educación individualizada y educación en grupo”, en In-fan-cia. Educar de 0 a 6 años, núm. 3, septiembre-octubre, Sevilla, Associació de Mestres Rosa Sensat, pp. 16-18.
sep (2004), “La intervención educativa”, “Lenguaje y comunicación” y “Desarrollo físico y salud”, en Programa de Educación Preescolar 2004, México, pp. 40-43, 57-70 y 105-114.
Actividades sugeridas
Tema 1. El conocimiento de los niños del grupo y de sus características individuales
A partir de los temas estudiados en los cursos de los semestres anteriores y de las experiencias adquiridas en las jornadas de observación y práctica docente en que han participado, describir y comentar, por escrito, las características de un niño o de una niña de entre tres y cinco años de edad que conozcan y del contexto familiar y social en que se desenvuelven.
Organizar equipos, leer sus escritos e identificar las competencias de relación social y afectiva, cognitivas, de lenguaje, de expresión y apreciación artísticas, y físicas y motrices que el niño pone en juego. Comentar las coincidencias o discrepancias que hayan detectado y argumentar sus observaciones sobre las afirmaciones presentadas en la descripción. Ampliar o modificar sus descripciones, en caso de ser necesario.
Presentar al grupo sus conclusiones e identificar, de forma conjunta, los elementos que hace falta conocer acerca de los niños en cada campo de desarrollo, y tomar nota con el fin de considerarlos en la guía de observación para la primera estancia en el jardín de niños.
Analizar individualmente las siguientes afirmaciones:

Para un maestro, estar en una escuela de calidad significa tener siempre a los niños en el centro de su atención. ¿Por qué tantos de nuestros maestros se vacían, pierden energía, impulso, interés y verdadero sentido de compromiso profesional? Sin hablar de mesianismo, sino de un desempeño comprometido y correcto de la profesión, muchos maestros y maestras entran en la rutina, en la repetición –mes con mes y año con año– de tareas en las que ellos sienten que ya no tienen nada que ver. Dejan de mirar a los niños como individuos y el grupo se convierte en una especie de entidad impersonal, sin darse cuenta ya de que el grupo es la suma de cada uno de los chamacos y las chamacas que están ahí.
Olac Fuentes Molinar, “La escuela, el centro del cambio”, en sep, Transformar nuestra escuela, núm. 6, septiembre, México, 2000.

Los niños –todos los niños–, se los aseguro, están dispuestos a la aventura del aprendizaje inteligente. Están hartos de ser tratados como infradotados o como adultos en miniatura. Son lo que son y tienen derecho a ser lo que son: seres cambiantes por naturaleza, porque aprender y cambiar es su modo de ser en el mundo.
Emilia Ferreiro, “Leer y escribir en un mundo cambiante”, en sep, Transformar nuestra escuela, núm. 6, septiembre, México, 2000.

En muchos maestros no existe la necesidad de estudiar porque se cree que ya no es necesario saber (total, se trabaja lo mismo cada año y cada quien tiene ya sus pequeños repertorios de trucos y de soluciones prácticas). Cuando existe el reto de ver a los niños como personas, se genera una cantidad de preguntas y de retos para los cuales no siempre se tiene una buena respuesta. Una práctica pedagógica de este tipo lo mantiene a uno vivo, enérgico, activo, en búsqueda constante, lo que a veces es muy pesado. Las falsas seguridades, aunque sean falsas, son mucho más cómodas que las incertidumbres, pero llevan a un mal resultado.
Olac Fuentes Molinar, “La escuela, el centro del cambio”, en sep, Transformar nuestra escuela, núm. 6, septiembre, México, 2000.

En equipos, reflexionar sobre las afirmaciones analizadas y comentar sobre los siguientes aspectos:
¿Qué argumentos fundamentan la importancia de conocer de manera permanente a cada uno de los niños?
¿Qué retos le plantea a la educadora concebir a cada niño como un ser individual y como parte de un grupo?
Comentar con el resto del grupo sus reflexiones.
Organizar equipos para seleccionar textos, revisados en semestres anteriores, relacionados con los procesos de desarrollo del lenguaje, la socialización y afectividad, y el desarrollo físico y psicomotor en los niños. Los criterios de selección pueden ser: que les hayan llamado la atención porque les aportaron elementos para conocer a los niños o porque tuvieron dificultades para comprender tales textos.
Leer los textos seleccionados y organizar esquemas que permitan advertir los procesos de los niños en el desarrollo de sus competencias de lenguaje, de relación social y afectiva, y físicas y motrices.
Con base en los esquemas, discutir los puntos siguientes:
¿Qué manifestaciones de los niños permiten advertir el desarrollo de ciertas competencias?
¿Qué acciones requiere emprender la educadora para identificar el nivel de logro en las competencias de los niños?
A partir de las reflexiones que se plantearon en las actividades anteriores, elaborar un listado de los aspectos a observar en los campos de desarrollo analizados y de las acciones que es preciso emprender para detectarlos.
Tema 2. La intervención educativa para atender las necesidades individuales que manifiestan los niños en su desarrollo
1. En plenaria, responder a la siguiente pregunta:
¿Qué debe caracterizar el trabajo de la educadora para responder a las necesidades educativas de los niños?
Tomar notas personales.
2. A partir de la lectura del texto “¿Para qué la observación en las aulas?”, de Azzerboni, de forma individual completar y argumentar las ideas que se proponen a continuación:
La observación es una competencia fundamental de la educadora porque…
La observación deliberada y sistemática que realiza la educadora requiere…
Discutir en el grupo los resultados de la actividad.
3. En equipo, analizar los casos que se presentan a continuación, con base en los puntos que se señalan en cada caso.

Caso A. Marisa está “pegona” (20-11-86).
Le pega a Altea, a Marina, a Lorena. Se me quejan, y al final le digo: “¿Qué pasa? ¿Por qué pegas? ¿Te pasa algo?”; y dice a toda voz: “¡SÍÍÍ! ¡Que no quiero que mi mamá trabaje, y ella se va sin hacerme caso!”. Llora y se me abraza. La consolamos entre todos. Elena y Eva le dicen: “Si no pasa nada”, y esta última añade: “Mi padre es marinero y trabaja en el mar muchos días sin volver...Y yo no digo nada”.
Carmen Díez, La oreja verde de la escuela, Madrid, Ediciones de la Torre, 1998, p. 26.

Comentar:
Las habilidades que la educadora pone en juego para atender el problema.
Las características del diálogo y de la interacción que se da entre la educadora y Marisa, así como las que prevalecen entre Marisa, Elena y Eva.
Las competencias de los niños que promueve la educadora.

Caso B (14-11-1992).
Por la mañana llega Andrea y se apoya en la mesa, tapándose la cara con las manos. Así, claro está, no podemos empezar a hacer nada, hay que averiguar qué le pasa. Empiezan a opinar:
—Será que tiene sueño aún.
—O está nerviosa.
—O se ha enfadado con su hermano.
—Y ¿qué podemos decirle para que se le pase? –pregunto.
—Que baile. (En efecto, esta niña es muy aficionada al baile, que le alegra siempre.)
—Que cante. (Conocedores del valor consolador de la música.)
—Que respire fuerte. (Técnicas de relajación caseras.)
—Que piense que no pasa nada. (Aquí hay un inicio de evasión.)
—Si quieres, te doy la mano y ya está –le dice Julia.
Y así fue; la mano de la compañera, postre perfecto de tan hermoso momento, la saca de su cerrazón y la hace sonreír.
Carmen Díez, Proyectando otra escuela, Madrid, Ediciones de la Torre, 1996, p. 107.

Comentar:
La intervención de la educadora al reconocer el estado de ánimo de Andrea.
Las reacciones de los niños ante la actitud de Andrea.
Caso C
La realidad es algo atrayente.
La araña (21-10-86)

Una mañana, en el momento de empezar la primera actividad, se oyen unos gritos provenientes de la mesa de Olmo, Sergio, Alfonso y Carlos Martín: “Una araña, una araña”. Y en efecto, al final de un hilo casi transparente, había una flamante aunque pequeñísima araña. Todos acuden a verla. Hay voluntarios para cortar el hilo. Entonces les pregunto: “¿Pero es que no queréis que viva?; a ver, levantad las manos los que sí”. Todos las levantan. “Pues hemos de dejar el hilo y la araña tranquilos”. Y así queda la cosa.
Elena propone ponerle un nombre, pero se desestima porque “sólo hay una”, así es que la llamaremos ARAÑA a secas. A media mañana casi me la meto en un ojo, y sin darme cuenta la aparto rompiendo un hilo. Siento las miradas terribles sobre mí, pero por suerte no se muere y la ponemos con los caracoles de Alfonso, según sugerencia suya, “a vivir”.
Carmen Díez, La oreja verde de la escuela, p. 23.

Comentar:
• Las decisiones de la educadora para aprovechar la situación imprevista.
• La forma en que la educadora utiliza los comentarios y las propuestas de los niños.
• La relación entre la intervención de la educadora y las interacciones que establecen los niños.
Presentar al grupo los resultados de sus análisis, y discutir acerca de las principales características de la intervención de la educadora que propician el desarrollo de las competencias de los niños en los distintos campos.
4. De forma individual, elaborar un escrito con el título “Retos de la educadora para atender las necesidades educativas de cada alumno del grupo”. La lectura del texto “Educación individualizada y educación en grupo”, de Schaffer, puede aportar elementos en la formulación de los retos.
5. Leer “La intervención educativa”, en el Programa de Educación Preescolar 2004, e identificar las condiciones que favorecen la eficacia de la intervención educativa en el aula.
6. Con base en los productos de las actividades anteriores, de forma individual hacer una recapitulación de las ideas más relevantes relativas a las características de la intervención de la educadora para lograr que los niños pongan en práctica sus competencias; contrastarlas con sus respuestas a la pregunta de la actividad 1 de este tema.
Para sistematizar sus aprendizajes, elaborar un cuadro como el siguiente:
¿Qué conocimientos obtuve acerca de la intervención de la educadora para atender las necesidades educativas de cada niño?


Tema 3. La jornada de observación y práctica docente
a) Elementos mínimos que integran un plan de actividades: propósitos, secuencia de actividades, recursos y estrategias de evaluación.
1. De forma individual, seleccionar planes de actividades2 de la última jornada de observación y práctica del semestre anterior.
a) Reflexionar sobre cuestiones como las siguientes:
• ¿Qué pretendí promover en los niños con la actividad?
• ¿Cómo me propuse hacerlo?
• ¿De qué manera tomé en cuenta las características de los niños?
• ¿Existe secuencia en el conjunto de las tareas?, ¿Cómo se advierte?
• ¿Cómo distribuí el tiempo?
• ¿Qué apoyos necesité?
• ¿Cómo organicé al grupo?
• ¿Cómo pretendí identificar los avances de los alumnos?
b) En equipo, comentar sus reflexiones y establecer conclusiones acerca de cuáles son los elementos mínimos que integran un plan de actividades.
c) Discutir acerca de las repercusiones que tendría en el trabajo con los niños el que llegara a faltar alguno de los elementos que integran una actividad didáctica.
b) Preparación de las actividades de observación y práctica3
1. De manera individual, elaborar el plan de trabajo que aplicarán durante la primera jornada de observación y práctica. Para ello, conviene organizar en un cuadro de doble entrada tanto las actividades de observación como las de práctica que desarrollarán durante una semana, considerando el tiempo con que se cuenta para su realización: tres días para observar y dos para practicar.
2. Elaborar, por equipos, la guía de observación; incluir los aspectos que requieren ser observados de acuerdo con los temas estudiados en las otras asignaturas del semestre y aquellos que identificaron en las actividades anteriores. Para definir los indicadores que guiarán la observación conviene organizarlos en los siguientes tres apartados:
a) Características de los niños del grupo. Se pueden considerar cuestiones como las siguientes:
– Las formas de expresión que utilizan los niños durante la comunicación con sus compañeros y con la educadora.
– Sus reacciones, preguntas y explicaciones cuando infieren el contenido de los textos.
– Las formas de relación que establecen con sus pares y con la educadora.
– Las actitudes que mantienen frente a las diversas actividades escolares.
– Las formas en que manifiestan su afecto, y el modo en que lo solicitan.
– Las manifestaciones de los niños en que evidencian la interiorización de valores.
– Las acciones de los niños en las que muestran sus habilidades motrices.
b) Seguimiento de caso. Se trata de elegir a un niño o a una niña del grupo en el que realizarán las actividades de observación y práctica e identificar sus logros en cuanto a desarrollo cognitivo, de lenguaje, de relación social y afectivo, físico y psicomotor. Los indicadores considerados en el inciso anterior pueden servir como guía acerca de qué aspectos es necesario considerar a fin de conocer a profundidad al niño o a la niña a quien se da seguimiento. Para obtener mayor información, que permita ese conocimiento, es necesario dialogar con la educadora acerca de sus impresiones sobre el niño o la niña y de las acciones realizadas para atender sus necesidades, así como intercambiar puntos de vista con sus padres para contar con información acerca de la forma de ser, de pensar y de actuar del niño o de la niña en su contexto familiar y social.
c) El trabajo desarrollado por la educadora.
– Las actividades que propone a los niños.
– Las actitudes que manifiesta.
– Las relaciones que establece con los niños y con otras educadoras.
– El conocimiento que tiene de los niños del grupo.
– Las acciones que emprende para identificar las necesidades educativas de los niños.
– Las formas de organización del trabajo para atender a la totalidad del grupo.
– La distribución y el aprovechamiento del tiempo, de los recursos y de los espacios escolares.
Los indicadores incluidos en la guía de observación serán la base para elaborar el diario de observación y práctica, así como para orientar el análisis en la escuela normal al regresar de las estancias en los jardines de niños.
3. Diseñar, bajo la coordinación del maestro de Observación y Práctica Docente ii, los planes de actividades correspondientes a los campos formativos (de acuerdo con el Programa de Educación Preescolar) “Lenguaje y comunicación” y “Desarrollo Físico y Salud”. Para el diseño es necesario, en primer término, seleccionar en el Programa de Educación Preescolar 2004 las competencias que se pretende favorecer en los niños. Después de seleccionar la competencia del campo formativo correspondiente, se recomienda analizar la columna “Se favorecen y se manifiestan cuando…”, referida a la competencia seleccionada, porque permite reflexionar sobre las formas en que los niños pondrán en juego tal competencia; en este sentido, el contenido de dicha columna orienta el diseño de las actividades didácticas.
En equipo, analizar y hacer observaciones a los planes de actividades con el fin de mejorarlos. Para este análisis se pueden apoyar en las preguntas incluidas en el inciso a) de la actividad 1 del subtema “Elementos mínimos que integran un plan de actividades…”.
4. En equipo, evaluar y mejorar el plan de trabajo que elaboraron en la actividad 1 del subtema “Preparación de las actividades de observación y práctica”. Para el análisis se pueden considerar los aspectos que se mencionan a continuación:
Actividades didácticas que se van a desarrollar en el grupo, sus propósitos y su organización en función del tiempo acordado con la educadora.
El uso del espacio y de los recursos con que cuenta el jardín de niños.
La alternancia de momentos pasivos y activos y de los diferentes tipos de organización del grupo (individual, en pequeños grupos y el grupo en conjunto).
Duración de las actividades.
Actividades de observación.
Actividades complementarias a realizar en función de las necesidades de las asignaturas que se cursan en el semestre (entrevistas, grabaciones, recuperación de evidencias del trabajo de los niños, etcétera).
Acciones para dar seguimiento al niño o a la niña que se eligió.4
c) Análisis de la jornada de observación y práctica
1. En grupo, comentar de manera general las impresiones que tienen del desarrollo de la jornada de observación y práctica, considerando, entre otros aspectos, los siguientes:
• Las acciones y actitudes de los niños en el trabajo escolar.
• Las características de la intervención de la educadora.
2. Para iniciar un análisis sistemático de la información obtenida, con base en el diario de observación y práctica que elaboraron, seleccionar las actividades de todo un día y comentar sobre los puntos que se presentan en seguida. Registrar individualmente el resultado de sus reflexiones.
• La caracterización de los niños del grupo.
– Situaciones en las que los niños ponen en juego su capacidad de expresión oral. Expresiones que utilizan, actitudes y reacciones frente a los textos.
– Formas en que expresan gráficamente sus ideas.
– Manifestaciones de las relaciones sociales y afectivas de los niños y de las interacciones con la educadora.
– Participación en actividades motrices.
– Influencia del ambiente familiar y social en el trabajo escolar y en las interre-laciones del grupo.
– Reacciones de los niños cuando la educadora se dirige a todo el grupo y cuando les presta atención individual.
• Las actividades de enseñanza desarrolladas por la estudiante.
– Las actividades que predominaron.
– Formas en que intervino la educadora.
– Campos de desarrollo al que contribuyen y propósitos educativos que se persiguen.
– Secuencia que siguieron las actividades. Planteamiento inicial, indicaciones, desarrollo y conclusión.
– Formas de organización del grupo.
– Resultados de las actividades.
– Distribución del tiempo, el espacio y los recursos para dar atención individualizada a los niños del grupo.
• El trabajo desarrollado por el niño o la niña a quien se da seguimiento.
– Descripción de sus acciones, actitudes, expresiones y formas de relación con sus pares y con la maestra.
– Características de su contexto familiar y social.
3. De los productos obtenidos en el equipo, seleccionar uno y analizarlo en grupo tomando en cuenta las cuestiones que se indican a continuación:
¿Las actividades diseñadas fueron adecuadas a las necesidades educativas de los niños? ¿Por qué?
¿Las actividades permitieron el logro de los propósitos planteados? ¿Qué indicadores lo demuestran?
¿Cómo se atendió al grupo en general y a niños en particular? ¿Las actividades propuestas así lo permitieron? ¿Se había planeado esta atención diferenciada?
¿De qué manera se intervino para atender a los niños que presentaron mayor dificultad al realizar la actividad? ¿Qué resultados se obtuvieron? En el caso de haberse presentado dificultades durante el desarrollo de las actividades, ¿cuáles fueron las causas? ¿Se realizaron acciones que permitieron darles solución?
4. Registrar individualmente las conclusiones a que llegaron como resultado del análisis y formular retos a tomar en cuenta en la preparación de la segunda jornada de observación y práctica docente.

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